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QuiN Es El Dios TláLoc?

QuiN Es El Dios TláLoc
Tláloc Dios de la lluvia.

¿Qué poder tiene dios Tláloc griego?

Gracias al libro de Sahagún, sabemos que en esta deidad se depositaba el poder de generar tempestades y torbellinos en los cuerpos de agua para hundir navíos y ahogar hombres a su voluntad.

¿Cómo se adoraba a Tláloc?

También se guardaban espigas y tallos de maíz en casas particulares y se los veneraba como representantes de Tláloc en su condición de dios de la fertilidad.

¿Cuál es la ideología de Tláloc?

El dios Tláloc era la representación del agua divinizada y fecundadora de la tierra, que residía en las más altas montañas donde se forman las nubes. Era una deidad benéfica que tenía también su lado negativo al enviar rayos, heladas, inundaciones y granizo, todo lo cual podía destruir las cosechas.

¿Cómo pedirle a Tláloc que llueva?

Rogativas para que llueva, ¿las conoces? Muchas diócesis invitan a hacer rogativas para que vuelvan las lluvias. Las iglesias de Burgos, Castellón y Valencia ya se han puesto manos a la obra. Te contamos qué son y la historia que esconden.21/11/2017 14:08 5 min QuiN Es El Dios TláLoc Nos encomendamos a la religión cuando se avecina una tormenta, también cuando se ausentan. Foto: Juan José Villena, Chelva. En los últimos días las imágenes de satélite evidencian la maldición que se cierne sobre el país: la dorsal anticiclónica que ondula, y aleja, el chorro polar.

  • Desde el suelo se ve la tierra resquebrajada y yerma, las plantas amarillentas y los ríos inmersos en un largo estiaje.
  • Hace un puñado de siglos la sequía se habría engalanado de misticismo, y algún hacedor de lluvia estaría entonando cánticos en favor de las nubes.
  • Los ciclos secos son endémicos de nuestro clima y embadurnan la cultura y religión,

En la historia reciente tenemos numerosos testimonios de, Las primeras son oraciones públicas hechas para pedir a Dios, un santo, etc. el remedio a una necesidad grave. Normalmente suelen ir acompañadas de procesiones dentro o fuera del templo con tal de rogar, a alguna imagen de devoción, por el objeto de la crisis.

Las rogativas tradicionalmente se llevaban a cabo dos veces al año: por la festividad de San Marcos y en los tres días anteriores a la Ascensión. Sin embargo, pueden convocarse de forma extraordinaria por el papa o los obispos en cualquier época. Las oraciones son enunciadas por los sacerdotes y se ofrecen a Cristo o a la imagen más representativa.

Aquí, San Isidro Labrador es el principal valedor de las precipitaciones, San Isidro Labrador, patrón de Madrid, en vida estuvo muy vinculado con las tareas de labranza, trabajando para la familia Vargas a principios del siglo XII. Antes de casarse con María Toribia, conocida más tarde como Santa María de la Cabeza, fue pocero.

Por milagro, o quizás por su consabida sapiencia de profesión, cuenta un relato que en un año de sequía y temiendo por la rentabilidad de la hacienda de su patrón, Isidro con un golpe de su arada hizo salir un chorro de agua del campo. ¡Lustrosa como para abastecer toda la ciudad de Madrid! San Isidro Labrador,ejemplo de vida entregada al señor.Te pedimos tu intercesión ante Dios,para recibir la lluvia en nuestros campos y la protección de nuestras cosechas, para que de esta manera podamos obtenerel pan nuestro de cada día para gloria de tu santo Nombre.

Este extracto de la plegaria a San Isidro Labrador exalta la posición privilegiada del santo en aras de salvaguardar el campo. Además de Isidro, hay otras santidades menos conocidas –a tal efecto- que también intermediaron para que brotara el agua, como San Vicente Ferrer, patrón de la ciudad de Valencia. QuiN Es El Dios TláLoc Procesión en Llíria a San Vicente en abril de este año. Foto de Encarna León, En nuestras iglesias se han llegado a empapar o incluso sumergir a los santos en agua para despertar el interés de la imagen por la problemática. Hoy las prácticas ya no son tan estrambóticas, pero en los templos aún se hacen rogativas por la lluvia,

Las últimas han sido convocadas por el Cardenal Antonio Cañizares, Arzobispo de Valencia. Cañizares ante la grave sequía ha invitado a los sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos de su diócesis a orar a Dios por el “Don de la lluvia”, En octubre hizo lo mismo Casimiro López, Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, y en abril Fidel Herráez Vergas, arzobispo de Burgos.

López recordó en su misiva la oración colecta del Misal Romano “para pedir la lluvia” (Ad petendam pluviam) que reza así: “Oh Dios, en quien vivimos, nos movemos y existimos: concédenos la lluvia oportuna para que, ayudados con los bienes del presente, apetezcamos confiadamente los eternos.

¿Qué otro nombre tenía Tláloc?

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Tláloc
Dios Tláloc en Códice Magliabechiano
Civilización Tolteca, Tlaxcalteca, Mexica
Otros nombres Señor del Tercer Sol, Chaac ( maya ), Pitao Cocijo ( zapoteco ), Chaneco (entre los nahuas contemporáneos de Veracruz). ​
Significado del nombre «Pulque de la tierra».
Templos Capilla norte del Templo Mayor, yacimiento arqueológico del monte Tláloc
Esculturas Monolito de Tláloc (posiblemente pertenece más bien a Chalchiuhtlicue), efigies en la Pirámide de Quetzalcóatl, Teotihuacán, numerosos braseros “Tláloc”
Códice relacionado Códice Telleriano-Remensis, Códice Borbónico, Códice Xólotl, Códice Borgia
Adoración actual Neotolteca
Genealogía
Padres (Tolteca: Ometecuhtli y Omecíhuatl ) (Mexica: Forjado por los Tezcatlipocas
Cónyuge o dualidad femenina Xochiquetzal (primera esposa) Chalchiuhtlicue (segunda esposa) o Matlalcueye (equivalente tlaxcalteca ),
Hijos (Mexica: Huixtocihuatl y Tlaloques ) (Tolteca: Tecciztecatl )
Características
Armas granizo, truenos, agua, rayos
Manifestaciones inundaciones, sequías, tormentas
Representaciones cara antropomorfa con anteojos de serpiente y colmillos de pétalo de yauhtli ; cruz florida (Los cuatro tlaloques )
Atributos Tlamacazqui (“Dador”) ​ y Xoxouhqui (“El Verde”); ​
Simbolismo (Mexica: Dios de la lluvia, del rayo y de los terremotos)
Ente celeste desconocido

Tláloc ( AFI : ) (del náhuatl : Tlalok ‘el que está cubierto de tierra’ ‘ tlaloa, cubrir de tierra; -k, el que está’ ) es una deidad mesoamericana del agua celeste, La derivación de su nombre no está clara. ​ Los mexicas lo consideraban el responsable de la estación lluviosa y hacían ceremonias para honrarlo en el primer mes del año ( ātl cāhualo ).

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¿Qué es Quetzalcóatl y Tláloc?

La existencia de los aztecas estaba indisolublemente ligada a sus divinidades, entre las que sobresalían Huitzilopochtli (dios de la guerra), Quetzalcóatl (la serpiente emplumada, un héroe cultural, descubridor del maíz), Tlaloc ( dios de la lluvia ) y Coatlicue (diosa tierra, madre de Huitzilopochtli).

¿Cuánto mide el Tláloc?

Monolito de Tláloc. El Monolito de Tláloc es una escultura de origen nahua, ubicada actualmente a las afueras del Museo Nacional de Antropología de México, sobre Paseo de la Reforma en la Ciudad de México, Tiene una altura de 7 metros y un peso estimado de 168 toneladas. Monolito de Tláloc ( San Miguel Coatlinchán ), fotografia tomada por el ingeniero Ola Apenes en 1934. Fue hallado en San Miguel Coatlinchán, Estado de México, de donde fue extraído en 1964 ​ para ser colocado fuera del museo. Si bien es conocido popularmente como Tláloc, algunos investigadores como Alfredo Chavero la identificaron como Chalchiuhtlicue ​, la deidad femenina del agua.

¿Cuál es el santo de la lluvia?

LERA DE ISLA, Angel Pastores y labriegos: los pies en la tierra, la mirada en el cielo. ¿Es propiamente un “dicho popular” ?, Francamente, no lo sé. Sólo puedo decir que se lo oí decir más de una vez, siendo yo muchacho todavía, al tío Ramón el Campesino.

  • Lo decía en aquel tono sentencioso en él muy natural.
  • Y si alguna vez se lo oí a algún otro vecino de mi Urueña natal, éste añadía siempre: “como suele decir el tío Ramón el Campesino”.
  • En el pueblo decían que el tío Ramón era poeta.
  • La verdad es que, por lo que yo recuerdo, el tío Ramón no hacia versos.

Eso si, se sabía muchos versos de memoria, romances y cosas así, pero, como él mismo solía decir, no se los sacaba de la cabeza, como decía la gente, sino que se los había aprendido. El tío Ramón el Campesino, de eso si que recuerdo perfectamente, era un hombre que leía mucho.

  1. Me parece estar viéndolo aún, sentado en un taburete, a la solana de la puerta de su casa, calados sus anteojos que parecían de alambre, leyendo libros siempre viejos, ajados, hasta me parecía a mi que mugrientos.
  2. Pero a lo que yo iba: aquellas palabras del tío Ramón el Campesino de mi pueblo decían una gran verdad.

Recordemos que de los veinte millones de hectáreas que, en números redondos, se labran en España, muy cerca de dieciocho millones son tierras de secano. Los labradores de estas tierras no tienen más remedio que asentar muy firmemente sus pies sobre una tierra de cultivo cuya labranza tiene grandes dificultades y no dejar de mirar al cielo esperando o implorando el agua de la lluvia.

  • De ahí esa costumbre tan generalizada en nuestro medio rural de sacar en procesiones de rogativas a las Vírgenes y a los Santos que cada pueblo tiene por Patrono o a los que veneran con especial devoción.
  • Cuando la sequía, tan frecuentemente, amenaza con destruir las cosechas, los campesinos sacan en procesión a sus Santos para implorar de ellos que la lluvia caiga sobre sus campos sedientos.

El Santo que con más frecuencia es sacado en procesión para pedir la lluvia salvadora es San Isidro Labrador, quizás porque consideran que es el que mejor oirá las súplicas de los labradores. Por esta razón, y sin perjuicio de recoger en este trabajo algunas otras manifestaciones de rogativas en petición de lluvias, me propongo en primer término recoger aquí una estampa rural por mi vivida en un pueblecito muy próximo a Madrid, patria chica de San Isidro y uno de los pocos pueblecitos rurales y agrícolas que a la provincia de Madrid le quedan.

  1. Un Santo Campesino Es ciertamente cosa curiosa que una tan grande urbe, tan populosa, tan “urbanizada”, tan alejada del campo como es Madrid, tenga por Santo Patrón a un Santo Labriego.
  2. No lo digo en desdoro de la capital de España, pero ¿verdad, amigo lector, que no deja de ser una nota curiosa el hecho de que Madrid, tan despegado de las inquietudes agrarias, tan ajeno a los trajines de la labranza tenga por Patrón a este Santo Labriego?.

Claro está que cuando San Isidro labraba las tierras de Juan de Vargas, los labradores de Madrid, capital, tenían que caminar con sus yuntas muy cerca de dos leguas para alcanzar los barbechos de la Elipa, al otro lado del Arroyo Abroñigal, y eran entonces tierras de labrantío las del Cerrillo de San BIas, junto a donde hoy está el Ministerio de Agricultura, y se labraban los ejidos del hoy Barrio de Chamberí, y eran huertas amorosamente cultivadas los aledaños de la que hoy es Plaza de Antón Martín, en lo que ahora es el mismísimo centro de Madrid, y de huertas estaba rodeado el viejo camino de Atocha.

  1. Azorín ha glosado el poema “Isidro”, de Lope de Vega, y ha dicho que es “el verdadero código estético de Lope”.
  2. En ese poema, Lope de Vega nos presenta a Isidro como un pobre labrador iletrado que, aprendiendo lecciones de sencillez, de humildad, de perseverancia, de amor, “en los campos, las aguas y las flores., se encumbra a la más alta cima: la santidad”.

Con la azada en la mano, alcanza Isidro, al decir de Lope de Vega, “más estimación y honor que el más galán cortesano”. Leyendo el poema de Lope, se percata uno de que fue precisamente el campo el que hizo Santo al buen labriego madrileño. Una inolvidable rogativa Aquella primavera del año 1950, los hielos habían causado graves daños a las cosechas; pero, además, fue una primavera seca, obstinadamente seca.

Era un lento suplicio para los labradores ver cómo transcurrían los días sin caer del cielo una sola gota de agua. La única esperanza era ya San Isidro. Sí para San Isidro llovía, aún podría salvarse, en parte al menos, la cosecha de cereales, y podría rehacerse el viñedo y cuajar el olivar. ¡Y San Isidro nunca había olvidado a los labradores!.

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Desde el día 14, había ya aire de fiesta en el pueblo. El caso es que todo parecía hallarse tan en calma, que nadie diría que la mayor fiesta del pueblo estaba tan próxima. Pero aquella tarde llegó la banda de música y levantó tras de sí, por las calles de la aldea, toda la estrepitosa algarabía de la turba infantil, toda la bulliciosa alegría de los mozos y las mozas del lugar, y con tales jolgorios, levantó también el decaído ánimo de los labradores.

Por fa noche hubo vísperas en la iglesia y baile en la plaza, y a la mañana siguiente, misa solemne, con el Ayuntamiento en los bancos, y con sermón dicho por cura forastero. Por la tarde salió la procesión que iba a pedir al Santo la lluvia tan necesaria. La imagen del Santo era llevada en hombros por cuatro mocetones.

El cura iba en medio de dos monaguillos; el alcalde, con el Ayuntamiento en pleno; la banda de música; la chiquillería; hombres y mujeres. Ni una nube en el cielo azul. El sol, abrasando la tierra seca y poniendo desasosiego en las almas campesinas. La procesión se detiene en la plaza.

  • Se hace la ofrenda de los niños al Santo.
  • Las andas sobre las que va la imagen de San Isidro se llenan de angelitos de carne y hueso.
  • ¡Anda, que bien saben estos viejos labrantines lo que se hacen! No podrían escoger mejores mediadores para hacer llegar sus súplicas al cielo, que el candor y la pureza de sus hijos más chiquitines.

Ya la procesión en pleno campo, en el azul del cielo aparecen unas nubecillas blancas, como de algodón en rama. Unos labradores ofrecen no sé cuántas fanegas de trigo en honor del Santo Patrono, si la procesión sube hasta la que llaman la Peña Blanca.

  • Y la procesión sube por un caminejo que más bien es un tortuoso sendero por el que sólo pueden subir cabras.
  • Los músicos tienen que dejar de tocar.
  • Hay que sacar a subasta el llevar los cuatro brazos de las andas por mocetones, que todos quieren tener el honor de subir al Santo sobre sus hombros.
  • Las nubes blancas han ido tornándose grises.

No faltan otros labradores que ofrecen diversas cantidades de trigo para que la procesión en rogativa continúe hasta la cumbre que le dicen de la Atalaya. Y la procesión sigue sendero arriba. La gente va que ya no puede más. Pero nadie se queja. Ahora ya no se oye más que las pisadas del fuerte calzado rústico sobre el pedregoso camino, y la respiración anhelosa, y el levísimo bisbiseo de los devotos que, sin dejar de mirar al cielo, escrutan las nubes y murmujean sus peticiones y esperanzas.

Todos subían la empinada cuesta sin poder resollar. pero ¡hala!, ¡hala!, hasta arriba, que San Isidro nos lo agradecerá. ¡San Isidro no puede faltarnos!. Ya la procesión en la Peña Blanca, aparecen en el cielo otras nubes más esperanzadoras.¿ Tendremos agua?,¡Hombre, principio quieren las cosas, y por de pronto, esas nubes ya quieren decirnos algo!.

¡No sé, no sé! ¡De mala parte viene el aire!. ¡Bah! ¡Cuando Dios quiere, con cualquier aire llueve!, El señor cura, desde lo más alto de la Peña Blanca, echa la bendición a los campos. La gente, arrodillada, ruega a San Isidro que envíe la lluvia que tanto necesitan estos campos resecos.

  1. Algunas personas cogen puñados de tierra y la besan, y hasta se me hace a mi que la riegan con sus lágrimas.
  2. La procesión inicia el descenso hacia el pueblo por el camino de Los Almendrales.
  3. Empieza a chispear. Nada.
  4. Como quien dice, cuatro gotas, ¡pero mares de esperanzas! La gente empieza a animarse.
  5. Los músicos rompen a tocar una pieza entonces muy popular.

No recuerdo bien si le decían “Francisco Alegre y olé”. Unas mujeres se acercan al señor cura: “Pero, don Severiano, ¿cree usted que puede consentirse esta música en una procesión? ¿No nos lo tomará a mal San Isidro Bendito?”. El bueno de don Severiano contestó: “Déjenlos que toquen lo que quieran.

  1. San Isidro sabe mucho de congojas de la gente campesina”.
  2. Y empezó a llover con cierta intensidad.
  3. La gente recibió complacida esta lluvia que el Santo les enviaba.
  4. Y surgieron vivas al Santo, y al señor cura, y al alcalde, y a los mozos que habían subido al Santo por aquellas cuestas.Y un labrantin muy anciano dijo: – ¡Ya dije yo que San Isidro no podía faltarnos! Otras manifestaciones populares Me refiero, claro está, a manifestaciones en relación con los ritos y rogativas populares para pedir la lluvia.

En muchos pueblos, los chiquillos solían pedir, en sus juegos, cantando, la deseada lluvia. Que yo recuerde, cuando yo era chico, en mi pueblo, así que oíamos a los labradores quejarse de la falta de lluvia, teníamos como juego cantar este cantarcíllo: “Que llueva, que llueva, -la Virgen de la Cueva, -los pajarillos cantan, -las nubes se levantan, -que si, que no -que caiga un chaparrón”.

Cada pueblo pedía a su Virgen o a su Cristo de especial devoción la lluvia con sencillos cánticos: Castillo de Lucas, de quien fui muy amigo, recogía en su librito “El sentir y el pensar vallisoletano” algunos ejemplos. En Alaejos cantaban a su Patrona: ” ¡Oh Virgen de la Casita! Tú que tienes el poder, -quita el candado a las nubes -para que empiece a llover”,

En Valverde del Majano (Segovia), según el Padre Del Valle, se cantaba a Nuestra Señora del Sepulcro: “Los brazos tenéis abiertos, -los ojos mirando al cielo, -suplicando a vuestro Hijo -que nos,riegue nuestro suelo”. Alonso Llamas cita este canto de procesión en Astorga, a la Virgen del Caño: “Daynos agua, -daynos vino, -daynos habas.” y así enumerando los distintos cultivos que necesitaban la lluvia.

  1. Y en Burgo de Osma (Soria), según dice Enrique Casas, van a la romería de la Virgen del Espino cantando: “Virgen Santa del Espino, ten compasión de los pobres, -échanos un chorro de agua, -defiende a los labradores”.
  2. Hay una numerosísima ya veces muy curiosa colección de cantos populares para pedir la lluvia en diversas regiones de España, sobre todo de la España seca, como es natural.
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Pero no quiero cansar más a mis posibles lectores. Gracias.

¿Cómo se llama el padre de Tláloc?

Naturaleza y funciones de Tláloc: Los mitos Junto con la iconografía, los mitos constituyen las fuentes que proporcionan los datos más valiosos para entender la naturaleza y las funciones de los dioses. Un relato cosmogónico precisa que los cuatro hijos de la pareja suprema –Tezcatlipoca Rojo, Tezcatlipoca Negro, Quetzalcóatl y Huitzilopochtli– se reunieron y crearon a Tláloc y a su esposa Chalchiuhtlicue como “dioses del agua”.

  1. Añade que Tláloc creó a “muchos ministros pequeños de cuerpo”, los tlaloque, que tenían recipientes de barro con los cuales dejaban caer el agua sobre la Tierra a partir de cuatro depósitos en los que se almacenaban diferentes tipos de lluvia.
  2. Otra interesante aparición de Tláloc en los mitos tiene lugar en Teotihuacan, en el momento de la creación del Sol y de la Luna.

Se afirma que Quetzalcóatl arrojó a su hijo Nanáhuatl a la hoguera, donde se transformaría en Sol, mientras que Tláloc arrojó al suyo, Tecuciztécatl, que se volvió Luna. Según otra versión, Tecuciztécatl se metió en una cueva antes de su metamorfosis astral, un espacio estrechamente vinculado con Tláloc.

  • Añadiré que según el Códice Vaticano-Latino 3738, el “paraíso de Tláloc”, el Tlalocan, se encontraba precisamente en la Luna.
  • Recordemos que los “elegidos” de Tláloc, es decir, “los que matan los rayos o se ahogan en el agua, los leprosos y bubosos y sarnosos, y gotosos e hidrópicos “, eran enterrados para llegar al Tlalocan, descrito como un lugar de abundancia y riquezas.

Cabe precisar que los cerros eran concebidos como receptáculos de agua y que las nubes se formaban en la cumbre de los cerros, las moradas de Tláloc. Es más, según la clásica interpretación de Thelma Sullivan (1974), el nombre de Tláloc significa “el terroso, el que está hecho de tierra, el que es la encarnación de la Tierra”.

Concluiré con un relato de origen tlaxcalteca sobre los amores y desamores de Tláloc: se narra que en el Tlalocan la bella Xochiquétzal era la esposa del viejo dios de la lluvia pero que “se la hurtó Tezcatlipoca”; sin embargo, Tláloc se volvió a casar con Matlalcueye, la diosa del agua que los mexicas llamaban Chalchiuhtlicue.

Tomado de Guilhem Olivier, “Tláloc, el antiguo dios de la lluvia y de la Tierra en el Centro de México”, Arqueología Mexicana núm.96, pp.40-43. Texto completo en la edición impresa. Si desea adquirir un ejemplar: : Naturaleza y funciones de Tláloc: Los mitos

¿Quién descubrio a Tláloc?

El dios Tláloc estaba en Coatlinchán – La historia comenzó a 33.5 km de la Ciudad de México, en San Miguel Coatlinchán (del náhuatl cóatl, serpiente; in, prefijo posesivo de tercera persona del plural; y, chantli, hogar: “la casa de las serpientes”), en el actual municipio de Texcoco, Estado de México.

  • En 1889, José María Velasco pintó un monolito que se encontraba en las cercanías del pueblo -en la cañada de Santa Clara- pensando que era Chalchiuhtlicue,
  • En 1903, Leopoldo Batres afirmó que se trataba de Tláloc.
  • Años más tarde, Jorge Acosta, en un oficio de 1958, lo llamó simplemente “monolito”.
  • Para 1964 se decidió trasladarlo a la Ciudad de México, para enmarcar al entonces recién constituido Museo Nacional de Antropología,

Pero para la comunidad de Coatlinchán, la historia comienza desde sus abuelos, quienes convivían familiarmente, inmersos en leyendas alrededor de la cañada del agua QuiN Es El Dios TláLoc Dentro de una iglesia del siglo XVI -punto de reunión principal-, algunos miembros de la comunidad recuerdan nostálgicos. Contaban los tatarabuelos de los abuelos que: “nuestros antepasados, celosos de su religión, llevaron al Tláloc a esconder en el monte, cuando la llegada de los españoles quienes destruían todo lo relacionado con la vieja cultura.

  • Aunque pesaba mucho, para ellos no había imposibles, pues eran de una raza muy fuerte.
  • Lo enterraron completamente, pero al paso de los años, la gente que iba al monte empezó a descubrirla, rascaron hasta que quedó a flote”.
  • En aquella época, conducían a la “gente de razón” a caballo o a pie por el camino del lugar donde estaba la piedra de los Tecomates, llamada así “por tener huecos en forma de jícaras a la mitad de la panza”, que se llenaban de agua en temporadas de lluvia, “aguas que tenían algunos poderes curativos”.

Si estos huecos se encontraban húmedos, sin que fuese temporada de lluvias, era señal de que pronto las habría. Entonces el pueblo era fértil, las montañas estaban repletas de árboles, la gente recogía leña del bosque para hacer carbón y visitaba al señor de los Tecomates, los campesinos, entre marzo y abril, ponían maíz en las jícaras, como petición para sus cosechas.

  1. También se decía que muy cerca del lugar brotaba un manantial, de cuyas aguas salía una sirena, por lo cual las muchachas del pueblo le llevaban juguetes cada día de San Juan.
  2. Los fines de semana se realizaban excursiones escolares; los jóvenes organizaban fiestas y bailes; las familias convivían bañándose en el riachuelo cercano a Tláloc; el día de la Santa Cruz pasaban a visitarlo, cuando cambiaban la cruz que se encuentra arriba de la cañada.

También algunos fuereños, curiosos o turistas, visitaban la piedra de los Tecomates, así que los pobladores aprovechaban para contarles historias, venderles alimentos o pequeñas figuritas que encontraban al trabajar sus tierras, pues “en ese entonces la gente era muy pobre y con ese dinero, podían vivir mejor”.

¿Cuál es el nombre del dios de la tierra?

Tlaltecuhtli se identifica como la diosa o el dios de la tierra en la mitología mexica del cual nació el orden, las plantas y la humanidad. Podemos encontrar a Tlaltecuhtli representado de cuatro maneras: femenino antropomorfo, masculino antropomorfo, femenino zoomorfo y como Tláloc-Tlaltecuhtli.

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