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Teologia Quien Es Dios?

Teologia Quien Es Dios
Jesús, el Cristo – Artículo principal: Cristo A lo largo de toda la Historia del Cristianismo, las cuestiones cristológicas han sido muy importantes en la vida de la Iglesia. La Cristología era la preocupación fundamental a partir del Primer Concilio de Nicea ( 325 ) hasta el Tercer Concilio de Constantinopla ( 680 ).

  1. A lo largo de este período, los diferentes puntos de vista cristológicos de los grupos de la comunidad cristiana llevaron a acusaciones de herejía, y, en algunos casos, a la posterior persecución religiosa.
  2. Como lo indica el nombre “cristianismo”, el centro de la vida de un cristiano es una firme creencia de que Jesús es el hijo de Dios, y por lo tanto, el Mesías o Cristo,

Los cristianos creen que, como Mesías, Jesús fue anunciado como gobernante y salvador de la humanidad, y defendió que Jesús “cumplió todas las profecías bíblicas que decían respecto al Mesías del Antiguo Testamento “. La concepción cristiana del Mesías difiere significativamente de la concepción judaica,

  1. ​ La creencia fundamental cristiana es que a través de la muerte y resurrección de Jesús, el pecado original de los seres humanos son perdonados, la humanidad se reconcilia con Dios y con ello se les ofrece la salvación y la promesa de vida eterna,
  2. Aunque ha habido disputas teológicas sobre la naturaleza de Jesús, los cristianos en general creen que Jesús es Dios encarnado y ” verdadero Dios y verdadero hombre ” (es decir, que él tiene plenamente las dos naturalezas: divina y humana).

Jesús, por ser plenamente humano, sufrió los dolores y las tentaciones de un hombre mortal, pero él no cometió ningún pecado, y murió en el lugar de los pecadores otros. Y, al ser totalmente de Dios, venció a la muerte y ascendió al cielo. De acuerdo con la Biblia, “Dios le levantó de los muertos”, ​ lo hizo ascender al cielo, a la “mano derecha de Dios” ​ y, en el fin de los tiempos, el volverá a la Tierra ​ para cumplir el resto de las profecías bíblicas con respecto del Mesías, como la resurrección de los muertos, el juzgamiento final y el establecimiento del Reino de Dios,

¿Quién es Jehová Dios?

(A-2) Jehová, o sea, Jesucristo, es el Dios del Antiguo Testamento – Aunque para muchos parezca una paradoja, el Jehová del Antiguo Testamento no es nada menos que el Hijo de Dios, Jesucristo. El creó el mundo con la autoridad que le dio el Padre y bajo Su guía.

Más adelante Jehová vino a la tierra como el Salvador y el Redentor del mundo. Esta doctrina es una de las menos comprendidas en la historia de la humanidad, a pesar de que en el Antiguo Testamento y en las otras Escrituras se encuentran muchas referencias que pueden comprobarla. Antes de ir a las Escrituras, sería buena idea examinar los nombres y títulos que se aplican a Dios el Padre y a su Unigénito.

Por lo general, dos palabras del idioma hebreo se usan para nombrar a Dios en todo el Antiguo Testamento. Estas son Elohím y Jehová, Puesto que el hebreo original escribía palabras sin vocales, los eruditos no se han puesto de acuerdo en cuanto a la pronunciación original del hombre que se escribe YHWH en hebreo.

  1. En las revelaciones modernas, sin embargo, Jesucristo aceptó el título de Jehová (véase D.
  2. Y C.110:3).
  3. Jehová era el nombre o el título que se le daba en la preexistencia al Primogénito de Dios.
  4. Ahora se le llama Jesucristo.
  5. El significado del nombre Jehová fue explicado por el élder Talmage: “Jehová es la forma castellanizada del vocablo hebreo Yahveh o Jahveh, que significa El que Existe por Sí mismo o El Eterno,

El hebreo, Ehyeh, que significa Yo Soy, se relaciona por significado y derivación con el término Yahve o Jehová,” ( Jesús el Cristo, pág.37.) Para los judíos Jehová era un nombre inefable que no había de ser pronunciado; lo reemplazaron con otro nombre, el cual aunque sagrado no les era prohibido decir, a saber, Adonaí, que significa el Señor,

  • Jesús el Cristo, pág.38.) La palabra Elohím es la forma plural de la palabra Dios del idioma hebreo, pero a pesar de ello, los eruditos en la materia concuerdan que debe tomarse como un nombre en singular a pesar de que la terminación im indica el plural.
  • El profeta José Smith, sin embargo, explica su punto de vista de la siguiente manera: “Si leemos más adelante, hallamos esto: ‘El principal de los Dioses dijo: Hagamos al hombre a nuestra imagen’.

En una ocasión pregunté a un judío erudito: ‘Si el idioma hebreo nos obliga a dar interpretación plural a todas las palabras que terminan en heim, ¿por qué no interpretar el primer Eloheim en plural’? (Nota del traductor: Hay ciertas variaciones en la forma de escribir la palabra Elohím.) Me contestó: ‘Esa es la regla, salvo en contadas excepciones; pero en este caso echaría a perder la Biblia’.

  1. Admitió que yo tenía razón.
  2. Desde su principio la Biblia muestra que hay una pluralidad de Dioses, y nadie tiene el poder para refutarlo.
  3. Es un tema importantísimo que estoy tratando.
  4. La palabra Eloheim debería entenderse en la acepción plural: DiosesLos principales de los Dioses nos señalaron un Dios; y cuando uno considera el tema desde ese punto de vista, queda uno libre para percibir toda la belleza, santidad y perfección de los Dioses.” ( Enseñanzas del Profeta José Smith, 462-463.) El élder James E.

Talmage amplía este concepto con su opinión oficial: “El nombre Elohím es un término expresivo de exaltación y poder supremos o absolutos. Elohím, como lo entiende y lo emplea la Iglesia restaurada de Jesucristo, es la combinación de nombre y título que corresponde al Padre Eterno, cuyo Hijo Primogénito en el espíritu es Jehová, el Unigénito en la carne, Jesucristo.” ( Jesús el Cristo, pág.38-39.) Es importantísimo recordar el lugar que le corresponde a Dios, el Padre: El es el Padre de nuestro espíritu (véase Hebreos 12:9) y es nuestro Dios.

  • El hecho de que existan otros Dioses no le resta importancia.
  • El es el autor del plan de salvación.
  • Es esencial que también recordemos que El administra los asuntos relacionados con esta tierra por medio de su Primogénito, o sea, Jehová del Antiguo Testamento.
  • El delegó a Jesucristo la autoridad que necesitaba para organizar y gobernar la tierra, y, a través de la Expiación, Jesucristo llegó a ser el Padre de los hombres fieles.

El Salvador, por lo tanto, llegó a ser también el mayor defensor del plan de su Padre. Debido a que Jesucristo tiene los mismos propósitos que su Padre, y a que es también un Dios, los profetas del Antiguo Testamento a veces se referían a El con las palabras “Jehová Elohím” y que fueron traducidas al castellano como “Jehová Dios”.

Esta frase en hebreo no se usa mucho a partir del capítulo tercero de Génesis; más adelante se encuentra la expresión “Adonai Jehová”, que está traducida como “Señor Jehová” (véase Génesis 15:2, 8; Deuteronomio 3:24). Otro de sus títulos necesita ser explicado. La palabra Cristo viene del griego christos, que quiere decir “el ungido”.

Los griegos usaron la palabra Christos para traducir del hebreo la palabra meshiach, que quiere decir lo mismo. La palabra hebrea ahora se ha castellanizado y se dice mesías, Por lo tanto, Jesucristo quiere decir “Jesús, el Mesías”.

¿Quién es Dios en la filosofía?

La filosofía y Dios
Saber más sobre El agnosticismo Saber más sobre Ateismo
La pregunta sobre Dios ¿Por qué vienen a la Tierra los replicantes cuando han sido considerados proscritos y por tanto desterrados? Es la pregunta que se hace Roy Barty yque bien pronto en el film es contestada: los replicantes vienen a la tierra para buscar a su creador, quieren pedirle que alargue el período de vida previsto en su diseño, quieren pedirle cuentas sobre su existencia. Los replicantes, como los hombres, están interesados en conocer su origen. Es por ello que muchos han visto en la película una recreación del tema de Dios. Tradicionalmente la filosofía ha querido saber si Dios existe, se ha interrogado sobre quién o qué es Dios. Pero hay desde luego una cuestión previa. La pregunta ¿existe Dios? es bien diferente a la cuestión ¿existen las sirenas? Si respondemos que las sirenas no existen porque no tenemos prueba empírica o sensible alguna acerca de su existencia, el investigador o estudioso de estas criaturas fantásticas tendrá que admitir que estamos en lo cierto. No ocurre lo mismo si afirmamos que, puesto que no tenemos prueba empírica o sensible de la existencia de Dios, hemos de negarlo. ¿Por qué esta diferencia? De entrada podemos decir que el creyente lo mismo que el ateo admite no haber visto ni a las sirenas ni a Dios, pero el creyente considera que, pese a no haber visto a Dios, tiene una experiencia no sensible de la divinidad. Algunos filósofos actuales, los pertenecientes a la llamada “Filosofía analítica” consideran que las dos cuestiones han de ser respondidas de la misma manera, de modo que la cuestión sobre Dios carece de sentido. No se trata, pues, de que Dios no exista, sino de que no tiene sentido preguntarse por su existencia. Y lo primero que ha de hacer el filósofo es aclarar el concepto “Dios”, para analizar a continuación el sentido o sinsentido de la pregunta por su existencia. El concepto de Dios en el que se centran los estudios de la filosofía analítica es el Dios del teísmo occidental, aquel que es concebido como un ser personal, omnipotente, omnisciente y absolutamente bueno. Los filósofos analíticos han analizado la racionalidad de dicho concepto, investigando la coherencia o incoherencia de las características atribuidas a Dios por la mente humana. Y así, por ejemplo, nos plantean algunas cuestiones como: Las paradojas de la omnipotencia. ¿Puede un ser omnipotente establecer reglas que le obligan a Él mismo?» ¿Puede Dios hacer una piedra tan pesada que no la pueda levantar? : Una solución brillante es la de Swinburne, según el cual la omnipotencia de Dios le capacita para hacer una piedra tan pesada que él no pueda levantar, pero esto no disminuye su potencia a no ser que de hecho la cree. Como no la crea, permanece omnipotente. El problema de la omnisciencia o conocimiento pleno de todas las cosas, Si la omnisciencia divina supone que Dios conoce el futuro contingente, que depende de la libertad humana, ¿es libre el hombre? Una solución es tambien la de Swinburne al considerar que Dios puede conocer el futuro que depende de la libertad humana, pero libremente aparta su vista de las proposiciones que se refieren al futuro contingente con el fin de proteger nuestra libertad. Es decir, Dios restringe su omnisciencia al darnos auténtica libertad.
Las pruebas para la demostración de la existencia de Dios Tomás de Aquino, apoyándose en diferentes autores reformuló las pruebas para la demostración de la existencia de Dios. Son las llamadas cinco vía que a continuación exponemos. Primera vía: Se funda en el movimiento 1) Es innegable, y consta a nuestros sentidos, que hay cosas que se mueven, es decir, que cambian. No se trata sólo del movimiento en sentido físico (locomoción), sino en sentido metafísico, es decir, como paso de la potencia al acto (cambios de una condición a otra, de un ser a otro, etcétera).2) Pues bien, todo lo que se mueve, cambia, muda o transforma es movido por otro, ya que nada se mueve más que cuando está en potencia respecto a aquello para lo que se mueve. En cambio, mover requiere estar en acto, ya que mover no es otra cosa que hacer pasar algo de la potencia al acto, y esto no puede hacerlo más que lo que está en acto. Por ejemplo, el fuego hace que un leño -que está caliente sólo en potencia- pase a estar caliente en acto. Pero no es posible que una misma cosa esté, a la vez, en potencia y en acto respecto a lo mismo, sino en orden a cosas diversas. Es imposible que una misma cosa sea, por lo mismo y de la misma manera, motor y móvil, como también lo es que se mueva a sí misma. Por consiguiente, todo lo que se mueve es movido por otro.3) Pero, si lo que mueve a otro es, a su vez, movido, es necesario que lo mueva un tercero, y a éste otro. Mas no se puede seguir indefinidamente, porque así no habría un primer motor, y, por consiguiente, no habría motor alguno, pues los motores intermedios no mueven más que en virtud del movimiento que reciben del primero, lo mismo que un bastón nada mueve si no lo impulsa la mano. Por consiguiente, es necesario llegar a un primer motor que no sea movido por nadie.4) Este primer motor que no es movido por nadie es el que todos entienden por Dios. Luego Dios existe. Segunda vía: Se basa en la causalidad eficiente 1) Nos consta por experiencia que hay en el mundo sensible un orden determinado entre las causas eficientes, pues están subordinadas esencialmente entre sí para la producción de un efecto común.2) Pero no se da, ni es tampoco posible, que una cosa sea causa de sí misma, ni en el orden del ser ni en el de la operación, pues en tal caso habría de ser anterior a sí misma, y esto es imposible.3) Ahora bien: esa serie de causas eficientes, subordinadas esencialmente entre sí, no se puede prolongar indefinidamente, porque siempre que hay causas eficientes subordinadas, la primera es causa de la intermedia, y ésta causa de la última. Cada una de estas causas actúa por influjo de las causas que la preceden. Y así tenemos que, suprimida una causa se suprime su efecto. Por consiguiente, si no existiese una causa primera, tampoco existiría la intermedia, ni la última. Si, pues, se prolongase indefinidamente la serie de causas eficientes, no habría causa eficiente primera y, por tanto, no habría efecto último, ni causa eficiente intermedia, cosa falsa a todas luces. Por consiguiente, es necesario que exista una causa eficiente primera.4) Esta causa eficiente primera, que no es causada por ninguna otra, a la que están subordinadas todas las demás causas; es decir, esta causa eficiente incausada es llamada por todos Dios. Luego Dios existe. Tercera vía: Se fundamenta en la contingencia de los seres 1) Es evidente que hallamos en la naturaleza seres que pueden existir o no existir, pues vemos seres que vienen a la existencia por generación y seres que se destruyen por corrupción; es decir, seres que no tienen en sí mismos la razón de su existencia, sino que están condicionados por otros seres, y, por tanto, hay posibilidad de que existan y de que no existan. Estos seres reciben el nombre de seres contingentes.2) Ahora bien: es imposible que los seres contingentes hayan existido siempre, ya que lo que tiene la posibilidad de no ser, hubo un tiempo en que no fue. Es decir, los seres contingentes, que tienen la posibilidad de existir y de no existir, reciben la existencia, no por sí mismos, sino por otro ser que ya existe. Así, pues, los seres contingentes son, por esencia, efecto, seres que piden causa, seres que alguna vez han comenzado a existir causados por otro. Pero, como ya se demostró antes (segunda vía), es imposible y absurdo que haya una serie infinita de seres contingentes, es decir, de causas subordinadas, ya que es imposible que sólo existan efectos. Por consiguiente, los seres contingentes exigen la existencia de un ser que no haya comenzado a existir; un ser no causado, que exista por sí mismo; un ser que ha existido siempre. A este ser se le llama ser necesario.3) Pero el ser necesario, o tiene la existencia por sí mismo, o la ha recibido de otro ser necesario superior. En esta segunda hipótesis, si el ser necesario ha recibido su existencia de otro ser necesario superior, es imposible aceptar una serie indefinida de seres necesarios. Es forzoso, por tanto, admitir la existencia de un ser necesario que exista por sí mismo y que no tenga fuera de sí la causa de su necesidad, sino que sea causa de los demás seres.4) A este ser necesario, que no tiene la existencia recibida de otro, sino que existe por sí mismo, en virtud de su propia naturaleza, es al que todos llaman Dios. Luego Dios existe. Cuarta vía: Considera los grados de perfección que hay en los seres 1) Vemos en los seres que unos son más o menos buenos, más o menos verdaderos y nobles que otros; y lo mismo ocurre con las diversas cualidades. Así, por ejemplo, nadie duda que el hombre es más perfecto que el animal; el animal, más perfecto que el vegetal; y éste más perfecto que el mineral. Lo propio se ha de decir de la bondad, de la verdad, de la nobleza y de otras perfecciones semejantes, las cuales están realizadas en todos los seres según una diversidad de grados, en virtud de la cual unos seres son más perfectos que otros.2) Pero la diversidad de grados que se da en esas perfecciones, es decir, las cosas más o menos buenas, más o menos verdaderas, más o menos bellas, etc., suponen la existencia de lo máximo; están reclamando un ser óptimo, verdaderísimo, bellísimo, etc. En otras palabras, esos grados de perfección son algo causado por otro, el cual, si posee esas perfecciones en grado limitado, las tendrá, a su vez, causadas por otro.3) Pero como es imposible admitir una serie infinita de causas limitadas, causadas, en este proceso de ascensión, llegamos a una primera causa en donde todas esas perfecciones se encuentran en grado sumo y en toda su plenitud. Por lo tanto, ha de existir algo que sea verísimo, nobilísimo, bellísimo y óptimo, y por ello ente o ser supremo, pues lo que es verdad máxima es máxima entidad. Ahora bien: quien tiene una perfección pura en grado máximo, o por esencia, es causa de esta perfección en todos aquellos que la poseen en grado inferior, o por participación. Además, no puede ser más que un único ser, una única perfección subsistente en sí misma, una única perfección en toda su plenitud y totalidad.4) Por consiguiente, existe algo que es para todas las cosas causa de su ser, de su bondad, de su belleza y de todas sus perfecciones, porque se trata del Ser sumo, de la Verdad suma, de la suma Bondad; y a este ser todos lo llamamos Dios. Luego Dios existe. Quinta vía: Se toma del gobierno del mundo 1) Vemos que cosas que carecen de conocimiento, como los cuerpos naturales, obran por un fin, como se comprueba observando que siempre, o casi siempre, obran de la misma manera para conseguir lo que más les conviene, es decir, su plena evolución y desarrollo, o la conservación de su especie, o el orden dinámico del cosmos, etc., por lo que se comprende que no van a su fin obrando al azar, sin rumbo ni orientación, sino intencionadamente.2) Ahora bien: los seres que carecen de conocimiento no pueden tender a sus respectivos fines si no los dirige un ser inteligente que conozca dicho fin, a la manera como el arquero dirige la flecha.3) Esta inteligencia ordenadora no puede estar ordenada por una serie indefinida de inteligencias, sino que es preciso llegar a un ser inteligente supremo, que consiste en su mismo acto de entender, un entender infinito, subsistente y único; es decir, que es el origen y el fundamento de todas las demás inteligencias que conocen y dirigen las cosas carentes de conocimiento a sus propios fines.4) Luego existe un Ser inteligente supremo que dirige todas las cosas naturales a sus respectivos fines, y a este Ser lo llamamos Dios. Luego Dios existe.
Diferentes posturas ante el problema de Dios A la pregunta ¿existe Dios? se puede responder de varias maneras. Estas son las respuestas más significativas dadas por la filosofía Ateísmo: Doctrina que niega la existencia de la divinidad. El ateísmo se diferencia con claridad del agnosticismo, doctrina que afirma que la existencia de una deidad nunca podrá ser probada o refutada. Mucha gente ha sido llamada atea de forma impropia sólo porque rechazaba alguna creencia popular en la trascendencia. Para los romanos, los primitivos cristianos eran ateos porque negaban a los dioses romanos. Los partidarios de varios grupos cristianos han aplicado el término a cualquiera poco dispuesto a aceptar los dogmas de su doctrina. Con el desarrollo del conocimiento científico y la consecuente explicación del fenómeno formalmente considerado sobrenatural, el ateísmo se ha convertido en una tendencia filosófica más natural y aceptada. El texto que trascribimos a continuación es expresivo de esta postura atea. E E En algún lugar de la India. Una fila de piezas de artillería en posición. Atado a la boca de cada una de ellas hay un hombre. En primer plano de la fotografía, un oficial británico levanta la espada y va a dar orden de disparar. No disponemos de imágenes del efecto de los disparos, pero hasta la más obtusa de las imaginaciones podrá ‘ver’ cabezas y troncos dispersos por el campo de tiro, restos sanguinolentos, vísceras, miembros amputados. Los hombres eran rebeldes. En algún lugar de Angola, Dos soldados portugueses levantan por los brazos a un negro que quizá no esté muerto, otro soldado empuña un machete y se prepara para separar la cabeza del cuerpo. Esta es la primera fotografía. En la segunda, esta vez hay una segunda fotografía, la cabeza ya ha sido cortada, está clavada en un palo, y los soldados se ríen. El negro era un guerrillero. En algún lugar de Israel. Mientras algunos soldados israelíes inmovilizan a un palestino, otro militar le parte a martillazos los huesos de la mano derecha. El palestino había tirado piedras. Estados Unidos de América del Norte, ciudad de Nueva York. Dos aviones comerciales norteamericanos, secuestrados por terroristas relacionados con el integrismo islámico, se lanzan contra las torres del World Trade Center y las derriban. Por el mismo procedimiento un tercer avión causa daños enormes en el edificio del Pentágono, sede del poder bélico de Estados Unidos. Los muertos, enterrados entre los escombros, reducidos a migajas, volatilizados, se cuentan por millares. Las fotografías de India, de Angola y de Israel nos lanzan el horror a la cara, las víctimas se nos muestran en el mismo momento de la tortura, de la agónica expectativa, de la muerte abyecta. En Nueva York, todo pareció irreal al principio, un episodio repetido y sin novedad de una catástrofe cinematográfica más, realmente arrebatadora por el grado de ilusión conseguido por el técnico de efectos especiales, pero limpio de estertores, de chorros de sangre, de carnes aplastadas, de huesos triturados, de mierda. El horror, escondido como un animal inmundo, esperó a que saliésemos de la estupefacción para saltarnos a la garganta. El horror dijo por primera vez ‘aquí estoy’ cuando aquellas personas se lanzaron al vacío como si acabasen de escoger una muerte que fuese suya. Ahora, el horror aparecerá a cada instante al remover una piedra, un trozo de pared, una chapa de aluminio retorcida, y será una cabeza irreconocible, un brazo, una pierna, un abdomen deshecho, un tórax aplastado. Pero hasta esto mismo es repetitivo y monótono, en cierto modo ya conocido por las imágenes que nos llegaron de aquella Ruanda- de-un-millón-de-muertos, de aquel Vietnam cocido a napalm, de aquellas ejecuciones en estadios llenos de gente, de aquellos linchamientos y apaleamientos, de aquellos soldados iraquíes sepultados vivos bajo toneladas de arena, de aquellas bombas atómicas que arrasaron y calcinaron Hiroshima y Nagasaki, de aquellos crematorios nazis vomitando cenizas, de aquellos camiones para retirar cadáveres como si se tratase de basura. Siempre tendremos que morir de algo, pero ya se ha perdido la cuenta de los seres humanos muertos de las peores maneras que los humanos han sido capaces de inventar. Una de ellas, la más criminal, la más absurda, la que más ofende a la simple razón, es aquella que, desde el principio de los tiempos y de las civilizaciones, manda matar en nombre de Dios. Ya se ha dicho que las religiones, todas ellas, sin excepción, nunca han servido para aproximar y congraciar a los hombres; que, por el contrario, han sido y siguen siendo causa de sufrimientos inenarrables, de matanzas, de monstruosas violencias físicas y espirituales que constituyen uno de los más tenebrosos capítulos de la miserable historia humana. Al menos en señal de respeto por la vida, deberíamos tener el valor de proclamar en todas las circunstancias esta verdad evidente y demostrable, pero la mayoría de los creyentes de cualquier religión no sólo fingen ignorarlo, sino que se yerguen iracundos e intolerantes contra aquellos para quienes Dios no es más que un nombre, nada más que un nombre, el nombre que, por miedo a morir, le pusimos un día y que vendría a dificultar nuestro paso a una humanización real. A cambio nos prometía paraísos y nos amenazaba con infiernos, tan falsos los unos como los otros, insultos descarados a una inteligencia y a un sentido común que tanto trabajo nos costó conseguir. Dice Nietzsche que todo estaría permitido si Dios no existiese, y yo respondo que precisamente por causa y en nombre de Dios es por lo que se ha permitido y justificado todo, principalmente lo peor, principalmente lo más horrendo y cruel. Durante siglos, la Inquisición fue, también, como hoy los talibán, una organización terrorista dedicada a interpretar perversamente textos sagrados que deberían merecer el respeto de quien en ellos decía creer, un monstruoso connubio pactado entre la Religión y el Estado contra la libertad de conciencia y contra el más humano de los derechos: el derecho a decir no, el derecho a la herejía, el derecho a escoger otra cosa, que sólo eso es lo que la palabra herejía significa. Y, con todo, Dios es inocente. Inocente como algo que no existe, que no ha existido ni existirá nunca, inocente de haber creado un universo entero para colocar en él seres capaces de cometer los mayores crímenes para luego justificarlos diciendo que son celebraciones de su poder y de su gloria, mientras los muertos se van acumulando, estos de las torres gemelas de Nueva York, y todos los demás que, en nombre de un Dios convertido en asesino por la voluntad y por la acción de los hombres, han cubierto e insisten en cubrir de terror y sangre las páginas de la Historia. Los dioses, pienso yo, sólo existen en el cerebro humano, prosperan o se deterioran dentro del mismo universo que los ha inventado, pero el `factor Dios´, ese, está presente en la vida como si efectivamente fuese dueño y señor de ella. No es un dios, sino el `factor Dios´ el que se exhibe en los billetes de dólar y se muestra en los carteles que piden para América (la de Estados Unidos, no la otra.) la bendición divina. Y fue en el `factor Dios´ en lo que se transformó el dios islámico que lanzó contra las torres del World Trade Center los aviones de la revuelta contra los desprecios y de la venganza contra las humillaciones. Se dirá que un dios se dedicó a sembrar vientos y que otro dios responde ahora con tempestades. Es posible, y quizá sea cierto. Pero no han sido ellos, pobres dioses sin culpa, ha sido el `factor Dios´, ese que es terriblemente igual en todos los seres humanos donde quiera que estén y sea cual sea la religión que profesen, ese que ha intoxicado el pensamiento y abierto las puertas a las intolerancias más sórdidas, ese que no respeta sino aquello en lo que manda creer, el que después de presumir de haber hecho de la bestia un hombre acabó por hacer del hombre una bestia. Al lector creyente (de cualquier creencia.) que haya conseguido soportar la repugnancia que probablemente le inspiren estas palabras, no le pido que se pase al ateísmo de quien las ha escrito. Simplemente le ruego que comprenda, con el sentimiento, si no puede ser con la razón, que, si hay Dios, hay un solo Dios, y que, en su relación con él, lo que menos importa es el nombre que le han enseñado a darle. Y que desconfíe del `factor Dios´. No le faltan enemigos al espíritu humano, mas ese es uno de los más pertinaces y corrosivos. Como ha quedado demostrado y desgraciadamente seguirá demostrándose. José Saramago El País martes, 18 de septiembre de 2001 Escepticismo: Doctrina que niega la posibilidad de alcanzar el conocimiento de la realidad, como es en sí misma, fuera de la percepción humana. Por extensión gradual de su significado, la palabra escepticismo significa también duda de lo que es generalmente aceptado como verdad. Todo el escepticismo filosófico, al final, tiene que ver con la epistemología; es decir, que está basado en las ideas sobre el ámbito y la validez del conocimiento humano. Los sofistas griegos del siglo V a.C. fueron en su mayoría escépticos. Su punto de vista se refleja en sus máximas “el hombre es la medida de todas las cosas” y “nada existe, y si algo existe, no puede ser conocido”. Así, el sofista Gorgias proclamó que todas las afirmaciones relativas a la realidad son falsas y que, aunque fueran verdad, su veracidad no podía nunca ser probada. Agnosticismo :Doctrina que afirma que la existencia de Dios y otros seres espirituales no es ni segura ni imposible. El término, derivado del griego agnostikos (no conocido), fue introducido en inglés en el siglo XIX por el biólogo británico Thomas Henry Huxley. La postura agnóstica se diferencia tanto del teísmo, que afirma la existencia de tales seres, como del ateísmo, que niega su existencia. Aunque considerada como una forma de escepticismo, el agnosticismo es más limitado en su ámbito, puesto que niega la fe en creencias metafísicas y teológicas más que en todas las creencias. El fundamento del agnosticismo moderno está en las obras del filósofo escocés David Hume y del filósofo alemán Immanuel Kant, quienes señalaron las falacias lógicas de los argumentos tradicionales para explicar la existencia de Dios y del alma. Como el agnosticismo, el empirismo, también conocido como positivismo lógico, rechaza tanto el ateísmo como el teísmo, y mantiene que las afirmac iones metafísicas no tienen sentido. Panteísmo: doctrina que identifica el universo (griego, pan, todo) con Dios (griego, theos). La reflexión debe partir de un conocimiento de la realidad divina y después especular sobre la relación entre lo no divino y lo divino. A este punto de vista suele denominarse panteísmo acósmico. A la inversa, cuando la reflexión empieza desde una percepción de toda realidad finita, de las entidades cambiantes, y da el nombre de Dios a su totalidad se denomina panteísmo cósmico. En el pensamiento occidental, el filósofo holandés Baruch Spinoza es el máximo representante de una visión impropiamente panteísta. Su opinión representa una importante crítica de la creencia ortodoxa, que afirma que la realidad de Dios es de alguna manera externa a la realidad del mundo. De hecho, simples ecuaciones de relación sobre Dios y el mundo son difíciles de encontrar en las obras más importantes de filosofía y teología. Teísmo : Creencia religiosa en un ser supremo, fuente y sustento del universo y que es al mismo tiempo diferente de éste. Esta creencia se opone al ateísmo. En la actualidad, el teísmo se entiende como la doctrina del Dios único, supremo, personal, en quien “vivimos, nos movemos y existimos” (He.17,28). El teísmo se distingue del politeísmo, que reconoce la existencia de más de un dios; del panteísmo, que niega la personalidad divina e identifica a Dios con el universo; del agnosticismo, que niega la posibilidad del conocimiento de Dios y se reserva juicios sobre su existencia, y del deísmo, que aunque por su sentido etimológico equivale a teísmo, se define generalmente reconociendo la existencia de Dios aunque negando su providencia y presencia activa en la vida del mundo.
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¿Cuál es el origen de la palabra Dios?

La palabra « dios » se relaciona rápidamente con el latín deus, pero también nos vienen a la cabeza el griego θεός (de donde p. ej. «teología») e incluso con Διός, forma del genitivo de Ζεύς, el rey de los dioses griegos.

¿Qué dice Aristoteles sobre la existencia de Dios?

En el libro titulado Metafísica, Aristóteles describe a Dios como el primer motor inmutable, incorruptible, y lo define como el pensamiento del pensamiento, es decir, como un Ser que piensa que su propio pensamiento, inteligencia y acto de inteligencia son uno y el mismo.

¿Que pensaba Platon sobre la existencia de Dios?

En lo que respecta al pensamiento de Platón, el dios sería el fundamento de la realidad, al que se le predica el atributo de la bondad y la sabiduría. En los primeros diálogos el ateniense mantiene una posición teológica que bien podemos llamar convencional, pues admite que hay dioses sobrenaturales e inmortales.

¿Cuáles son las 5 vías para demostrar la existencia de Dios?

Las cinco vías de Santo Tomás de Aquino que demuestran la existencia de Dios son: 1) la simplicidad de la divina esencial, 2) la perfección de la divina esencial, 3) la infinidad de Dios, 4) la inmutabilidad de Dios y 5) la unidad de Dios.

¿Qué dice Isaías 44 24?

Isaías 44:24 24 «Así dice el Señor, tu Redentor, quien te formó en el seno materno: »”Yo soy el Señor, que ha hecho todas las cosas, yo solo desplegué los cielos y expandí la tierra. ¿Quién estaba conmigo? Teologia Quien Es Dios 24 Así dice Jehová, tu Redentor, que te formó desde el vientre: Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo; Teologia Quien Es Dios 24 Así dice el Señor, tu Redentor, el que te formó desde el seno materno: Yo, el Señor, creador de todo, que extiendo los cielos yo solo y afirmo la tierra sin ayuda; Teologia Quien Es Dios : Isaías 44:24

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¿Donde dice en la Biblia que Dios es mí Padre?

La Biblia a menudo se refi ere a Dios como Padre. Él es el padre de Jesucristo de una manera muy personal y original. Sin embargo, Jesús nos enseñó a llamar a Dios nuestro padre. Leamos Mateo 6:5-15 Dios es un padre para nosotros tanto en el sentido natural como en el espiritual.

Todos los seres humanos son criaturas de Dios, pues él nos creó a todos a su imagen (Génesis 1:27). Pero los cristianos son criaturas de Dios en otro sentido, porque hemos escogido ser parte de su familia al aceptar la salvación que él nos ha ofrecido en Jesucristo (Hebreos 2:11-17). Como nuestro padre, Dios no solamente nos ha creado, sino que nos ama, continúa proveyendo para nosotros y nos perdona nuestros pecados (Mateo 5:48).

Dios también nos disciplina (Hebreos 12:5-11). La imagen de Dios como nuestro padre nos ofrece algunas pistas sobre cómo debe ser la paternidad humana. Piense en el hombre (o los hombres) que han jugado un papel de padre en su vida. Piense en lo que ha aprendido de su padre.

  • Tome en consideración las buenas cualidades que admira en él.
  • ¿Qué le muestra sobre la actitud de Dios hacia sus criaturas? Algunas personas nunca han conocido a su padre biológico, o han vivido una experiencia negativa de un padre.
  • A veces esto puede difi cultar el hecho de relacionar la idea de Dios como un padre.

Si usted se encuentra en esta situación piense en otros hombres (padrastros, hermanos mayores, amigos de la familia, abuelos, líderes juveniles y ministros de la iglesia) que han sido una infl uencia constante, compasiva y positiva en su vida.

¿Cuáles son las cualidades de paternidad evidentes en Dios? ¿Cómo podemos ejemplifi car estas cualidades para los niños que cuidamos? ¿Es necesario ser un padre biológico para poder asumir el papel de un padre? ¿Hay niños o jóvenes en nuestra comunidad que no tienen padres? ¿Cómo podemos ayudarlos? ¿Cuál es el papel de un padre en capacitar a un niño? ¿Cuáles son las responsabilidades de un padre para un hijo? ¿Éstas incluyen responsabilidades espirituales? (Tome en consideración a Génesis 18:19, Deuteronomio 6:6-7.) Colosenses 3:21 dice ‘Padres, no exasperen (provoquen, irriten) a sus hijos, no sea que se desanimen.’ ¿Qué piensa que se quiere decir con esto? ¿Cómo puede un padre crear la atmósfera en la cual un niño pueda fl orecer hacia la madurez?

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Recuerde que la Biblia también describe a Dios como una madre (Isaías 66:13, Mateo 23:37). Estas preguntas también pueden considerarse para el papel de una madre, y se aplican a cualquier persona que cuide de un niño. El Reverendo Joe M Kapolyo es pastor de la Iglesia Bautista de Edmonton en Londres.

  1. Anteriormente trabajó como Secretario Regional de la Unión Bíblica en Zambia, como pastor bautista tanto en Zambia como en Zimbabwe, y como educador teológico en Zambia, Zimbabwe e Inglaterra.
  2. Fue director del Theological College of Central Africa en Zambia y luego director de All Nations Christians College en Inglaterra.

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¿Cuál es el origen de la palabra Dios?

La palabra « dios » se relaciona rápidamente con el latín deus, pero también nos vienen a la cabeza el griego θεός (de donde p. ej. «teología») e incluso con Διός, forma del genitivo de Ζεύς, el rey de los dioses griegos.

¿Cómo tener un concepto correcto de Dios?

“Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas” (Deut.6:6-9).

  • Una de las preguntas más recurrentes que me hacen los jóvenes es: ¿Seré salvo? Un día Martín, se quedó después de un culto joven, para hablar conmigo.
  • Lo noté triste.
  • Él preguntó: “Pastor, ¿Cómo puedo estar seguro de mi salvación?”.
  • A lo que respondí (quizá como harían otros): “Si crees en Jesús, y lo has aceptado en tu corazón como Salvador, ya eres salvo por su gracia”.

En seguida le pregunté: “¿Has sido bautizado?” Respondió que sí. Fue entonces que formuló la pregunta que realmente quería hacer: “¿Cómo puedo ser salvo con un Dios que es tan exigente?” A lo largo de la conversación, me di cuenta de que él había sido criado en una familia muy rigurosa, sobre todo en las cosas espirituales, y eso llevó a que Martín percibiera a Dios como un ser duro, severo.

Me interesé mucho en este asunto. Leyendo un poco más sobre el tema, descubrí que nuestra percepción de Dios depende mucho de nuestra familia, especialmente de la influencia que nuestros padres ejercen sobre nosotros en este aspecto. Probablemente en el futuro tengas hijos, y cuando eso suceda, en sus primeros años ellos verán a Dios a través de ti, así como tú lo viste en tus propios padres.

La Biblia, hablando acerca de la crianza de Jesús, menciona lo siguiente: “Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres” (Luc.2:52). En este contexto, Elena de White, en el libro Deseado de todas las gentes, capítulo 7 y 8, nos muestra cómo María amablemente le enseñó a Jesús las Escrituras.

  1. Ella le explicó la bondad de Dios, lo majestuoso que él es y lo perfecta que es su Ley.
  2. Al leer profundamente, nos damos cuenta, además, que María procuró que Jesús se desarrollara de manera saludable; de esta forma, sin duda Jesús veía el carácter de Dios en su madre.
  3. María es un hermoso ejemplo que nos invita a hacer lo mismo: llevar a las nuevas generaciones por “sendas de justicia” (Sal.23:3), y hacerlo como aconseja el apóstol Pablo: ” aprovechando al máximo cada momento oportuno.

Que su conversación sea siempre amena y de buen gusto. Así sabrán cómo responder a cada uno” (Col.4:5 y 6 NVI). Dona J Habenicht, en su libro Enséñales a amar, en el capítulo “Dios y el niño”, menciona lo siguiente: ” La mayoría de los niños desarrolla sus ideas acerca de Dios desde la temprana infancia, mayormente a partir de la relación con sus padres Los hijos de los padres autoritativos y dominantes tienden ver a Dios como un juez castigador.

  1. Los padres permisivos tienden a tener hijos que ven a Dios como un dador de regalos, que hace llover bendiciones y que él no espera nada de ellos.
  2. Los hijos de un hogar negligente ven a Dios sentado en un trono muy por encima del clamor de las necesidades diarias.
  3. Sin embargo, los padres con autoridad persuasiva tienden a representar a Dios como un amigo celestial, acogedor, pero también protector y ayudador cuando se está en problemas”.

De esta manera, cuando llegas a la adolescencia y la adultez, tu concepto de Dios es fruto de una mezcla de experiencias que tuviste con tus padres, lo que has aprendido en tu estudio de la Biblia y tu experiencia como miembro de iglesia. Tristemente, muchos al no tener una crianza ideal, sumado a malas experiencias de vida y de iglesia, pueden darte un concepto erróneo de quién es Dios, y si no nos damos cuenta de ello, puedes repetir el patrón con las nuevas generaciones.

Esto, lamentablemente puede verse más acentuado aun cuando hay problemas en el hogar; divorcios o diversas formas de abuso. Sobre este tema, hay que reconocer que como joven también recibes influencias externas que repercuten en tu comportamiento y actitudes. Un estudio menciona que para que los jóvenes se mantengan firmes en su fe, es importante que cuenten con un lugar seguro para expresar sus dudas y preocupaciones respecto a las Escrituras y su propia fe.

Es muy importante que cuentes con adultos sabios que te proporcionen dirección y orientación respecto a los cuestionamientos que pudieras tener en cuanto a tu fe. Indudablemente esto lo debieras encontrar en dos lugares: tus padres y tu iglesia. Cuando estos fallan, terminas buscando entre tus pares las respuestas a tus cuestionamientos, formando de ese modo, un concepto que puede llegar a estar basado más en ideas personales que bíblicas respecto a quién es Dios para ti.

Para empezar a tener un verdadero concepto de Dios, se requiere sabiduría, pero no la que pueden dar los seres humanos. Es necesario que leas una y otra vez la Biblia para tener un concepto más amplio de quién es Dios y como actúa; así, el Espíritu Santo actuará dándote mayor comprensión. La misma Biblia nos revela cómo Dios utiliza ejemplos claros para que nosotros, como seres humanos, entendamos íntimamente cómo es Él.

Uno de los textos que me impresiona por su profundidad y que te puede enseñar a conocer el verdadero carácter de Dios, es aquel que se encuentra en Salmo 27:10: “Aunque padre y madre me hayan abandonado, con todo Jehová me recogerá” (NVI). También puedes revisar algunos otros como Efesios 1:17; Colosenses 2:2; 1 Juan 3:1 y el Salmo 103:13.

  • También, Elena de White cuando era una joven señorita, se sentía aterrada con la idea de no estar preparada para la venida del Señor; sumando a eso, su compresión del carácter de Dios no era la mejor.
  • Cuatro años antes de escuchar las predicaciones de William Miller, Ellen escribió: ” Yo había recogido un trozo de papel en el que se mencionaba a un hombre de Inglaterra que estaba predicando en su país que la tierra sería consumida aproximadamente treinta años a partir de entonces.

Yo llevé esa hoja de papel y se la leí a mi familia Me impresioné tan profundamente por el párrafo del trozo de papel, que apenas pude dormir durante varias noches, y oraba continuamente para estar lista cuando viniera Jesús” (Notas biográficas, p.24),

Con esos pensamientos en mente, sus padres se dirigieron a escuchar unas conferencias en Buxton, Maine. Fue allí donde ella encontró el consuelo que necesitaba y empezó a comprender mucho mejor el carácter de Dios. Luego de eso, ella escribió: ” Me alentó mucho un sermón sobre el texto: ‘Entraré a ver al rey, y si perezco, que perezca` (Ester 4:16).

Lo único que se exigía del pecador, tembloroso en presencia de su Señor, era que extendiese la mano de la fe y tocara el cetro de su gracia para asegurarse el perdón y la paz Arrodillada todavía en oración, mi carga me abandonó repentinamente y se me alivió el corazón.

  • Al principio me sobrecogió un sentimiento de alarma, y quise reasumir mi carga de angustia.
  • No me parecía tener derecho a sentirme alegre y feliz.
  • Pero Jesús parecía estar muy cerca de mí, y me sentí capaz de allegarme a él con todas mis pesadumbres, infortunios y tribulaciones, en la misma forma como los necesitados, cuando él estaba en la tierra, se allegaban a él en busca de consuelo.

Tenía yo la seguridad de que Jesús comprendía mis tribulaciones y se compadecía de mí” (Notas Biográficas de Elena de White, p.25). Es claro que, a pesar de que la Biblia está a disposición para ser estudiada libremente, el concepto de Dios puede variar.

Esto se debe al descuido de estudiar superficialmente la Biblia. Nuestras convicciones acerca de Dios, es muy probable que las transmitamos a las nuevas generaciones, por lo tanto, necesitamos sabiduría del cielo para encontrar al Dios de la Biblia, un Dios de amor y perdonador, pero también justo. Si la forma en que te presentaron a Dios no fue la mejor, debes hacer todos los esfuerzos para que no se repita ese patrón en los que vendrán después de ti.

Recuerda que será tu responsabilidad hablarles de la salvación que se encuentra en Cristo. Por otro lado, si la forma en que te presentaron a Dios, y la manera en que lo aprendiste a conocer fue apropiada, debes hacer también todos los esfuerzos para transmitir a las siguientes generaciones quién es Dios.

Las exigencias que Dios nos pone son muy sencillas: basta con abrir el corazón. Debido a nuestra crianza, podríamos tener un concepto erróneo de Dios que nos aleje de lo que realmente es él. La única forma de conocer el carácter de Dios es mediante el estudio de su Palabra y la dirección del Espíritu Santo. Muchos han pasado por la experiencia de no conocer del todo a Dios, hasta Elena de White, pero Dios puede iluminarnos para conocer su carácter, personalidad y lo valiosos que somos para él.

Diego Zamora Muñoz Ministerio Joven – Misión Sur Metropolitana/UCh

¿Qué dice la Biblia de la teología?

Teología es el estudio de Dios tal como se revela en la Escritura, por lo tanto es en demasía importante. Importa, además, porque Juan 17:3 dice que la vida eterna es conocer a Dios. Además, Dios es el creador del universo y exige que todas sus criaturas no sólo le conozcan, sino que también le obedezcan.

La única manera tanto de conocerle, como de obedecerle, es por medio del estudio de su palabra. Esto no hace referencia a un solo pasaje. La teología requiere que el cristiano estudie todo lo que la Escritura enseña, de principio a fin. Un ejemplo de esto es la oración. Si quieres saber cómo orar, no puedes enfocarte únicamente en un solo pasaje en Mateo, por mencionar un ejemplo.

Debes ver todo lo que Dios dice al respecto en toda la Biblia. Hay algunos, como los liberales, que no aceptan la teología porque ven la Biblia como una recopilación de varios escritos humanos. Ya que parten de esa premisa, para ellos no tiene sentido armonizar escritos humanos, ya que uno contradice —o puede contradecir— al otro.

Sin embargo, la Biblia es la palabra de Dios y no tiene contradicciones. Jesús dice en Juan 10:35 que la Escritura no puede ser quebrantada. También, hoy en día, muchos cristianos niegan la importancia de la teología afirmando que lo que verdaderamente importa es experimentar el Espíritu Santo, ya que el conocimiento envanece.

Sin embargo, aunque el conocimiento puede envanecer si no se aplica lo aprendido, la adoración que agrada a Dios —de acuerdo con Dios en Romanos 12— tiene que ver con la renovación de la mente del cristiano. Esa santificación ocurre a medida que el cristiano entiende la palabra de Dios.

Por eso Jesús dijo: «santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad» (Jn.17:17). Por lo tanto, la única manera de adorar a Dios correctamente es por medio del estudio de la teología, porque solamente conociendo a Dios por quien Él es, tal como es revelado en la Escritura, podemos adorarlo como Él demanda.

#90segundosdeteología

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